Miedo la energía solar fotovoltaica?

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Rudy
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Miedo la energía solar fotovoltaica?

Mensaje #1 por Rudy » Sab, 11 Nov 2017, 13:58

La fotovoltaica (FV) da mucho miedo a las grandes empresas eléctricas. Afirmo que les da miedo porque contra ella se han desarrollado algunas de las campañas de desprestigio más elaboradas y persistentes que se recuerdan: ¿quién no ha oído que es una fuente de generación muy cara? ¿Quién no ha escuchado alguna vez que se necesita más energía para fabricar un panel fotovoltaico que la que luego es capaz de generar ese panel a lo largo de su vida útil? ¿O que las centrales fotovoltaicas se enriquecen generando fraudulentamente durante la noche? Por cierto, las tres afirmaciones previas son rotundamente falsas.

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Dos hipótesis plausibles que justifican el miedo a esta fuente de generación eléctrica

La primera hipótesis es sencilla: la fotovoltaica funciona.

Por mucha demagogia que se haga sobre el tema, los datos avalan el funcionamiento a un coste razonable de esta fuente de energía junto con considerables ventajas ambientales asociadas. En 2012, ya había instalados en el mundo más de cien gigavatios (100 GW). El precio del panel solar ha descendido vertiginosamente durante la última década. La generación doméstica fotovoltaica empieza a ser más barata que la electricidad comprada a la red en muchos países.

La FV, cada vez más y más competitiva

Los paneles fotovoltaicos son tan baratos hoy que resultan ya totalmente competitivos para generar energía en nuestras casas a un precio que merezca la pena. Y, puesto que el precio de los paneles no va a aumentar (si acaso permanecerá a un valor constante unos años antes de seguir disminuyendo) y puesto que el resto de fuentes energéticas utilizan recursos cada vez más escasos (gas, carbón, uranio) que sí van a aumentar su coste en un futuro, la energía solar fotovoltaica es ya competitiva y lo va a ser cada vez más. Si en 2012, el 2,9% de la generación eléctrica fue fotovoltaica, antes o después este porcentaje llegará a los dobles dígitos, siento su techo difícil de pronosticar. Sin embargo, ¿es esto suficiente para explicar el miedo de las empresas eléctricas a la fotovoltaica?

Segunda hipótesis: al funcionar, la fotovoltaica, permite el cambio social

La característica de la fotovoltaica que asusta a las grandes eléctricas no es su bajo coste sino su modularidad. El hecho de que los consumidores puedan comprar varios paneles y montar una instalación en su tejado que genere tanta electricidad como consumen cambia las reglas del juego. Permite algo tan sencillo, y a la vez tan poderoso, como romper un oligopolio. Y esto les da miedo.

La eólica ha ido perdiendo su potencial de cambio social

Porque, si se instalan centrales fotovoltaicas propiedad de nuevos actores, por ejemplo, consumidores organizados en comunidades de propietarios o cooperativas energéticas, la situación también cambia. A la hora de vender en el mercado mayorista, las centrales fotovoltaicas compiten en coste prácticamente ya con las nucleares y, en unos años, lo harán con el gas. En definitiva, es esta inclusión de nuevos actores lo que realmente preocupa a las grandes eléctricas. Como muestra, se puede citar cómo estas empresas aceptan hoy la energía eólica, que en su día también tuvo costes elevados y problemas técnicos (como la fotovoltaica), pero que, a medida que se ha ido perfeccionando, ha rebajado su coste, sí, pero también ha aumentando el tamaño de los aerogeneradores y de la inversión necesaria y, por ende, ha disminuido su potencial de cambio social.

La cuestión es...

En definitiva, las grandes eléctricas no tienen miedo de la fotovoltaica como tecnología. Tienen miedo a que el cambio que esta puede producir les quite los injustos beneficios que llevan percibiendo desde hace décadas. Por eso, es necesario tener bien claro qué nos estamos jugando como sociedad en estos momentos. La cuestión no es si dentro de unos años un porcentaje considerable de la electricidad será generado mediante fotovoltaica. Esto es seguro que va a ocurrir. La cuestión es si las instalaciones FV serán distribuidas y propiedad de los consumidores o si, por el contrario, serán exclusivamente propiedad de las grandes empresas –que se las habrán robado literalmente a las pequeñas empresas y particulares que realizaron todo el trabajo de innovación y se arriesgaron cuando esta tecnología era todavía incipiente- y el esquema del mercado eléctrico permanecerá como el actual. Es decir, la cuestión es si somos capaces de aprovechar la revolución tecnológica que supone la fotovoltaica para generar la revolución social que suponga una democratización de la energía y el final del oligopolio energético. En eso estamos.

;)


           
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